Evangelio
A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros”.
Comentario
¡Qué difícil es amar a todos y cada uno de nuestros hermanos, a todos sin excepción! Incluso al vecino que desquicia nuestros nervios, al antipático cascarrabias de la puerta de enfrente, a la mujer aburrida que encontramos en el trabajo, o al mendigo desaliñado y andrajoso que es demasiado haragán para trabajar…Nos parece que amarles como el Señor nos ama, con el mismo amor que se olvida de sí mismo y se sacrifica, es mucho exigir.
Pero el Señor nos eligió a todos, nos tomó y aceptó tal como somos, y nos llamó amigos. Debemos esforzarnos para que nuestro amor llegue a ser tan gracioso y gratuito como el de Jesús
Oración
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Pensamos que es bastante fácil amarte a ti, pero amar a todos los que nos rodean, con todos sus defectos molestos, con frecuencia nos parece algo por encima de nuestras fuerzas.
Haznos conscientes, Señor, de que tú nos has aceptado tal como somos y aun así nos amas sin reserva.
Danos fuerza para ser pacientes con todos, para comprenderlos y amarlos, y para elegirlos como nuestros hermanos y hermanas, porque tú nos has elegido a todos como amigos y eres nuestro Dios y Señor por los siglos de los siglos.
Amén
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