Evangelio
A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta. Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre. Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes, ya que él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre”.
Comentario
Cuando nos ponemos en la presencia de Dios, parece que es inevitable que nos surjan del corazón y de la boca montones de peticiones. Pero tenemos que ponernos en la perspectiva del reino del que habló Jesús. No sólo habló de él. También nos invitó a participar activamente en su construcción.
Es muy fácil que, puestos en esa perspectiva, nuestra oración cambie. Y dejemos de pensar en lo que tiene que hacer Dios para solucionar nuestros problemas y comencemos a pensar en lo que tenemos que hacer para construir el reino.
Oración
Señor Dios nuestro:
Cuando oramos y te pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo, concédenos también la actitud de Jesús: una sana inquietud para buscar tu voluntad y para entregarnos en tus manos.
Danos la gracia de no buscarnos a nosotros mismos y de no intentar forzarte a hacer nuestra propia voluntad.
Te lo pedimos por tu Hijo, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
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