San Pancracio


Nació en 290 en Frigia, en la actual Turquía, en una época sumamente difícil para los cristianos en todo el Imperio Romano.
San Pancracio era hijo de un acaudalado ciudadano romano, pero tuvo la desgracia de quedar huérfano a los diez años. Fue así que viajó a Roma en compañía de su tío Dionisio, y ahí entró en contacto con la fe de Jesús.
Conmovido por los tormentos a los que eran sometidos los cristianos, y también por la dulzura de la doctrina, San Pancracio dispuso de los recursos de su herencia para ayudar a los perseguidos, y al poco tiempo él mismo se hizo bautizar.
A la muerte de su tío, San Pancracio, que para entonces tenía ya 14 años de edad, fue apresado y conducido ante el emperador Diocleciano. A pesar de las crueles torturas que le aplicaron en presencia del monarca, él joven nunca renegó de su religión.
Diocleciano lo condenó entonces a ser decapitado en público, y ordenó que su cadáver fuera arrojado a una jauría de perros hambrientos. Sin embargo, una cristiana que arriesgó su vida recogió sus restos mortales y los depositó en las catacumbas de la Vía Aurelia.
San Pancracio es el Santo Patrono de quienes hacen su Primera Comunión. También se le invoca en casos de ayuda para mejorar la situación económica.

Jn 16, 23b.-28

Evangelio
A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta. Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre. Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes, ya que él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre”.

Comentario
Cuando nos ponemos en la presencia de Dios, parece que es inevitable que nos surjan del corazón y de la boca montones de peticiones. Pero tenemos que ponernos en la perspectiva del reino del que habló Jesús. No sólo habló de él. También nos invitó a participar activamente en su construcción.
Es muy fácil que, puestos en esa perspectiva, nuestra oración cambie. Y dejemos de pensar en lo que tiene que hacer Dios para solucionar nuestros problemas y comencemos a pensar en lo que tenemos que hacer para construir el reino.

Oración
Señor Dios nuestro:
Cuando oramos y te pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo, concédenos también la actitud de Jesús: una sana inquietud para buscar tu voluntad y para entregarnos en tus manos.
Danos la gracia de no buscarnos a nosotros mismos y de no intentar forzarte a hacer nuestra propia voluntad.
Te lo pedimos por tu Hijo, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

San Florián




Nació en un sitio llamado Cannabiaca, tal vez el actual poblado de Zeiselmauer, cerca de Tulln, Austria alrededor del año 300. Era la época en que el Imperio Romano se extendía aún por gran parte de Europa.
De acuerdo con la tradición, a San Florián se le atribuye una acción heroica cuando tenía apenas 10 años de edad. Se encontraba jugando en el campo cuando se percató de que la choza donde dormían sus padres estaba comenzando a incendiarse. El niño no tuvo miedo, y con determinación corrió por un balde de agua y comenzó a apagar el fuego. Fue así como salvó la vida de sus progenitores.
De adulto se convirtió en oficial del ejército romano, y fue adscrito a las órdenes de Aquilinus, el regente de la provincia romana de Ufernoricum. Sin embargo, fue jubilado con anticipación; es de suponer que la causa fue su conversión al cristianismo, y se retiró a vivir a Aelium Cetium, la actual Sankt Pölten.
Cuando el emperador Diocleciano comenzó las persecuciones contra los cristianos en todo el Imperio, Aquilinus capturó a cuarenta cristianos en Lauriacum, la actual Lorch, los cuales fueron torturados y encerrados en calabozos.
Cuando San Florián se enteró de la noticia, se dirigió sin pensarlo a ese sitio para interceder por sus hermanos de fe ante quien había sido su jefe. Pero Aquilinus hizo arrestar también a su antiguo subalterno cuando éste se negó a abjurar del cristianismo.
El antiguo soldado fue azotado con cadenas hasta que se le rompieron varios huesos, y luego fue condenado a morir arrojado de un puente al río Emms, con una piedra de molino atada al cuello para asegurar que se quedara en el fondo.
Se dice que, no obstante, el cuerpo de San Florián salió a flote y un águila lo fue protegiendo de los paganos mientras la corriente lo arrastraba aguas abajo. Esa noche se le apareció en sueños a Valeria, una piadosa mujer, indicándole dónde había quedado varado su cadáver, para que le dieran cristiana sepultura.
La iconografía lo representa generalmente apagando un incendio y con una piedra de molino.
San Florián de Lorch es el Santo Patrono de los bomberos y apagafuegos.

Decálogo Mariano para el mes de mayo



1. Di que “sí” en las cuestiones donde veas clara una llamada a tu servicio y generosidad. "Quien siembra tacañamente, tacañamente recogerá". El “SÍ” de María se prolonga y se hace real, allá donde hay gente de bien que sabe responder afirmativamente a las causas nobles.

2. Ponte en camino, como María. No te quedes cerrado y conforme con tus dificultades. Es bueno saber que, no muy lejos, siempre hay alguien que espera tu llegada. 

3. Fíate de Dios. No te dejes arrastrar por la crítica ambiental sobre la iglesia. María vivió de espaldas a toda murmuración. Fue fiel al Señor. 

4. Allá donde estés (reuniones, convocatorias, trabajo, colegio, etc.) procura ser reflexivo. Medita, como María, las decisiones que vayas a tomar. En los temas especialmente delicados, tómate tu tiempo. Es bueno hablarlo con Dios.

5. Si ves que, en donde te desenvuelves, falta el vino de la alegría, del optimismo o de la ilusión, procura –como María- poner tu grano de arena para que, en medio de la insipidez, ayudes a recuperar el sentido de la fiesta.

6. Trata, como María, con delicadeza a los que te rodean. Sé respetuoso. Uno recoge aquello que siembra. 

7. No te parezca un imposible el ser cristiano. No lo escondas en tus ambientes. A María, al principio, también le resultaba difícil entender los planes de Dios.

8. Como María, en las Bodas de Caná, haz lo posible para que –en situaciones de inquietud- todo pueda volver a la normalidad. A veces, una palabra a tiempo, vale más que cien mil fuera de lugar.

9. Si sabes de alguna persona que sufre, no lo dudes, acércate a ella. María no lo dudó ni un solo instante: Jesús subió a la cruz pero, Ella, estuvo a los pies del madero. 

10. Cuando sientas que la honra de alguien está en peligro, escapa de esas situaciones y no las alimentes. María, con José, supo marchar hacia Egipto antes de que la maldad se adueñara de un Niño inocente.

(Padre Javier Leoz)

Jn 15, 12-17

Evangelio
A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros”.

Comentario
¡Qué difícil es amar a todos y cada uno de nuestros hermanos, a todos sin excepción! Incluso al vecino que desquicia nuestros nervios, al antipático cascarrabias de la puerta de enfrente, a la mujer aburrida que encontramos en el trabajo, o al mendigo desaliñado y andrajoso que es demasiado haragán para trabajar…Nos parece que amarles como el Señor nos ama, con el mismo amor que se olvida de sí mismo y se sacrifica, es mucho exigir.
Pero el Señor nos eligió a todos, nos tomó y aceptó tal como somos, y nos llamó amigos. Debemos esforzarnos para que nuestro amor llegue a ser tan gracioso y gratuito como el de Jesús

Oración
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Pensamos que es bastante fácil amarte a ti, pero amar a todos los que nos rodean, con todos sus defectos molestos, con frecuencia nos parece algo por encima de nuestras fuerzas.
Haznos conscientes, Señor, de que tú nos has aceptado tal como somos y aun así nos amas sin reserva.
Danos fuerza para ser pacientes con todos, para comprenderlos y amarlos, y para elegirlos como nuestros hermanos y hermanas, porque tú nos has elegido a todos como amigos y eres nuestro Dios y Señor por los siglos de los siglos.
Amén

Santos Felipe y Santiago




San FELIPE era originario de Betsaida de Galilea. San Juan habla de él varias veces en el Evangelio. Narra que el Señor Jesús llamó a Felipe al día siguiente de las vocaciones de San Pedro y San Andrés. De los Evangelios se deduce que el Santo respondió al llamado del Señor.

Felipe fue el que llamó a Natanael o Bartolomé y lo llevó a donde Jesús. Cuando el Señor eligió a los 12 apóstoles, uno de los elegidos fue Felipe. Y el día de la multiplicación de los panes, antes de obrar el milagro, Jesús le preguntó a Felipe: "¿De dónde crees tú que podremos conseguir pan para tanta gente?". Un día en que unos griegos extranjeros quisieron hablar con el Divino Maestro le pidieron a Felipe que los llevara hacia El. Y en la Ultima Cena este fue el apóstol que le dijo a Jesús: "Señor: muéstranos al Padre", y Jesús le respondió: "Felipe, quien me ve a Mí, ve al Padre". El día de Pentecostés, Felipe recibió junto con los otros apóstoles y la Virgen María, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.

Los narradores antiguos dicen que este Apóstol después de Pentecostés se fue a evangelizar a Bitinia, en el Asia Menor (cerca del Mar Negro) y murió en Hierápolis. Papías, un autor del siglo II afirma que San Felipe logró el milagro de resucitar a un muerto. Y San Clemente de Alejandría dice que lo hicieron morir crucificado en una persecución contra los cristianos.


A SANTIAGO se le llama "el Menor" para diferenciarlo del otro apóstol, Santiago el Mayor (que fue martirizado poco después de la muerte de Cristo).

El evangelio dice que era de Caná de Galilea, que su padre se llamaba Alfeo y que era familiar de Nuestro Señor. Es llamado "el hermano de Jesús", no porque fuera hijo de la Virgen María, la cual no tuvo sino un solo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, sino porque en la Biblia se le llaman "hermanos" a los que provienen de un mismo abuelo: a los primos, tíos y sobrinos (y probablemente Santiago era "primo" de Jesús, hijo de alguna hermana de la Sma. Virgen). En la S. Biblia se lee que Abraham llamaba "hermano" a Lot, pero Lot era sobrino de Abraham. Y se le lee también que Jacob llamaba "hermano" a Laban, pero Laban era tío de Jacob. Así que el decir que alguno era "hermano" de Jesús no significa que María tuvo más hijos, sino que estos llamados "hermanos", eran simplemente familiares: primos, etc.

San Pablo afirma que una de las apariciones de Jesús Resucitado fue a Santiago. Y el libro de Los Hechos de los Apóstoles narra cómo en la Iglesia de Jerusalén era sumamente estimado este apóstol. (Lo llamaban "el obispo de Jerusalén"). San Pablo cuenta que él, la primera vez que subió a Jerusalén después de su conversión, fue a visitar a San Pedro y no vio a ninguno de los otros apóstoles, sino solamente a Santiago. Cuando San Pedro fue liberado por un ángel de la prisión, corrió hacia la casa donde se hospedaban los discípulos y les dejó el encargo de "comunicar a Santiago y a los demás", que había sido liberado y que se iba a otra ciudad (Hech. 12,17). Y el Libro Santo refiere que la última vez que San Pablo fue a Jerusalén, se dirigió antes que todo "a visitar a Santiago, y allí en casa de él se reunieron todos los jefes de la Iglesia de Jerusalén" (Hech. 21,15). San Pablo en la carta que escribió a los Gálatas afirma: "Santiago es, junto con Juan y Pedro, una de las columnas principales de la Iglesia". (Por todo esto se deduce que era muy venerado entre los cristianos).

Cuando los apóstoles se reunieron en Jerusalén para el primer Concilio o reunión de todos los jefes de la Iglesia, fue este apóstol Santiago el que redactó la carta que dirigieron a todos los cristianos (Hechos 15).

Hegesipo, historiador del siglo II dice: "Santiago era llamado ‘El Santo’. La gente estaba segura de que nunca había cometido un pecado grave. Jamás comía carne, ni tomaba licores. Pasaba tanto tiempo arrodillado rezando en el templo, que al fin se le hicieron callos en las rodillas. Rezaba muchas horas adorando a Dios y pidiendo perdón al Señor por los pecados del pueblo. La gente lo llamaba: ‘El que intercede por el pueblo’". Muchísimos judíos creyeron en Jesús, movidos por las palabras y el buen ejemplo de Santiago. Por eso el Sumo Sacerdote Anás II y los jefes de los judíos, un día de gran fiesta y de mucha concurrencia le dijeron: "Te rogamos que ya que el pueblo siente por ti grande admiración, te presentes ante la multitud y les digas que Jesús no es el Mesías o Redentor". Y Santiago se presentó ante el gentío y les dijo: "Jesús es el enviado de Dios para salvación de los que quieran salvarse. Y lo veremos un día sobre las nubes, sentado a la derecha de Dios". Al oír esto, los jefes de los sacerdotes se llenaron de ira y decían: "Si este hombre sigue hablando, todos los judíos se van a hacer seguidores de Jesús". Y lo llevaron a la parte más alta del templo y desde allá lo echaron hacia el precipicio. Santiago no murió de golpe sino que rezaba de rodillas diciendo: "Padre Dios, te ruego que los perdones porque no saben lo que hacen".

El historiador judío, Flavio Josefo, dice que a Jerusalén le llegaron grandes castigos de Dios, por haber asesinado a Santiago que era considerado el hombre más santo de su tiempo.

Este apóstol redactó uno de los escritos más agradables y provechosos de la S. Biblia. La que se llama "Carta de Santiago". Es un mensaje hermoso y sumamente práctico. Ojalá ninguno de nosotros deje de leerla. Se encuentra al final de la Biblia. Allí dice frases tan importantes como estas: "Si alguien se imagina ser persona religiosa y no domina su lengua, se equivoca y su religión es vana". "Oh ricos: si no comparten con el pobre sus riquezas, prepárense a grandes castigos del cielo". "Si alguno está triste, que rece. Si alguno se enferma, que llamen a los presbíteros y lo unjan con aceite santo, y esa oración le aprovechará mucho al enfermo" (de aquí sacó la Iglesia la costumbre de hacer la Unción de los enfermos). La frase más famosa de la Carta de Santiago es esta: "La fe sin obras, está muerta".

Jn 14, 6-14

Evangelio
A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí, hará también las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré”.

Comentario
El pedido de Felipe da lugar a una de las más bellas revelaciones de Jesús: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Dios no es un ser distante y desconocido, sino que, en Jesús, nos deja ver su rostro. El antiguo anhelo de la humanidad –llegar a conocer a Dios– se hace realidad en Jesús.

Oración
Señor Dios nuestro:
Por medio de tus apóstoles Felipe y Santiago, muchos llegaron a conocer que Jesús resucitó y vive para siempre.
Hoy te pedimos que también nosotros seamos buenos testigos de Jesús Resucitado por la forma cómo vivimos su nueva vida, aun cuando seamos imperfectos y débiles, para que la gente encuentre, por medio de nosotros, el camino hacia el Padre.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

Intenciones de oración de Francisco para mayo 2018


Por la evangelización: La misión de los laicos
Para que los fieles laicos cumplan su misión específica poniendo su creatividad al servicio de los desafíos del mundo actual.

San Atanasio


Atanasio nació en Alejandría de Egipto en el año 295, y es la figura más dramática y desconcertante de la rica galería de los Padres de la Iglesia. Tozudo defensor de la ortodoxia durante la gran crisis arriana, inmediatamente después del concilio de Nicea, pagó su heroica resistencia a la herejía con cinco destierros decretados por los emperadores Constantino, Constancio, Julián y Valente. Arrio, un sacerdote salido del seno mismo de la Iglesia de Alejandría, negando la igualdad substancial entre el Padre y el Hijo, amenazaba atacar el corazón mismo del cristianismo. En efecto, si Cristo no es Hijo de Dios, y él mismo no es Dios, ¿a qué queda reducida la redención de la humanidad?

En un mundo que se despertó improvisamente arriano, según la célebre frase de San Jerónimo, quedaba todavía en pie un gran luchador, Atanasio, que a los 33 años fue elevado a la prestigiosa sede episcopal de Alejandría. Tenía el temple del luchador y cuando había que presenter batalla a los adversarios era el primero en partir lanza en ristre: “Yo me alegro de tener que defenderme” escribió en su Apologia por la fuga. Atanasio tenía valentía hasta para vender, pero sabiendo con quién tenía que habérselas (entre las acusaciones de sus calumniadores estaba la de que él había asesinado al obispo Arsenio, que después apareció vivo y sano), no esperaba en casa a que vinieran a amarrarlo. A veces sus fugas fueron sensacionales. El mismo nos habla de ellas con brío.

Pasó sus últimos dos destierros en el desierto, en compañía de sus amigos monjes, esos simpáticos anárquicos de la vida cristiana, que aunque rehuyendo de las normales estructuras de la organización social y eclesiástica, se encontraban bien en compañía de un obispo autoritario e intransigente como Atanasio. Para ellos escribió el batallador obispo de Alejandría una grande obra, la “Historia de los arrianos”, dedicada a los monjes, de la que nos quedan pocas páginas, pero suficientes para revelarnos abiertamente el temperamento de Atanasio: sabe que habla a hombres que no entienden las metáforas, y entonces llama al pan pan y al vino vino: se burla del emperador, llamándolo con apodos irrespetuosos, y se burla también de los adversarios; pero habla con entusiasmo de las verdades que le interesan, para arrancar a los fieles de las garras de los falsos pastores.

Durante las numerosas e involuntarias peregrinaciones llegó a Occidente, a Roma y Tréveris en donde hizo conocer el monaquismo egipcio, como estado de vida organizado de modo muy original en el desierto, presentando al monje ideal en la sugestiva figura de un anacoreta, San Antonio, de quien escribió la célebre Vida, que se puede considerar como una especie de manifiesto del monaquismo. Murió en el año 373.

Jn 15, 1-8

Evangelio
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.

Comentario
En el Evangelio de hoy, Jesús recurre a una metáfora que todos podemos entender: cualquier rama que se desprende de su tronco, termina muriendo. Jesús nos exhorta a que estemos unidos a él, de quien recibimos la savia de la vida. De lo contrario, nuestra vida se marchitará.

Oración
Señor Dios nuestro:
Ayúdanos a ver en Jesús -que es uno de nosotros-, más que a un simple hombre, a tu propio Hijo divino.
Danos una fe profunda en él, que nos lleve a aceptarle como nuestro Señor y Salvador, que nos salvó por su muerte y resurrección.
Que él nos empape con la nueva y eterna Alianza y nos una más profundamente con él, contigo y con el Espíritu Santo.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén

Calendario de regalos a María por su mes


Mayo, mes de María


Mayo es el mes que la Iglesia Universal dedica a la Madre de Dios, la Bienaventurada Virgen María. Este tiempo es una oportunidad para renovar el amor de todos los bautizados hacia la Mujer que Dios desde la eternidad escogió para darlo a luz y cuidarlo.

San José Obrero


Esta fiesta fue instituida por Pío XII el 1 de mayo de 1955, para que -como dijo el mismo Pío XII a los obreros reunidos aquel día en la Plaza de San Pedro - "el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias". - Fiesta: 1 de mayo.

San José, descendiente de reyes, entre los que se cuenta David, el más famoso y popular de los héroes de Israel, pertenece también a otra dinastía, que permaneciendo a través de los siglos, se extiende por todo el mundo. Es la de aquellos hombres que con su trabajo manual van haciendo realidad lo que antes era sólo pura idea, y de los que el cuerpo social no puede prescindir en absoluto. Pues si bien es cierto que a la sociedad le son necesarios los intelectuales para idear, no lo es menos que, para realizar, le son del todo imprescindibles los obreros. De lo contrario, ¿cómo podría disfrutar la colectividad del bienestar, si le faltasen manos para ejecutar lo que la cabeza ha pensado? Y los obreros son estas manos que, aun a través de servicios humildes, influyen grandemente en el desarrollo de la vida social. Indudablemente que José también dejaría sentir, en la vida de su pequeña ciudad, la benéfica influencia social de su trabajo.

Sólo Nazaret -la ciudad humilde y desacreditada, hasta el punto que la gente se preguntaba: "¿De Nazaret puede salir alguna cosa buena?"- es la que podría explicarnos toda la trascendencia de la labor desarrollada por José en su pequeño taller de carpintero, mientras Jesús, a su lado, "crecía en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres".

En efecto, allí, en aquel pequeño poblado situado en las últimas estribaciones de los montes de Galilea, residió aquella familia excelsa, cuando pasado ya el peligro había podido volver de su destierro en Egipto. Y allí es donde José, viviendo en parte en un taller de carpintero y en parte en una casita semiexcavada en la ladera del monte, desarrolla su función de cabeza de familia. Como todo obrero, debe mantener a los suyos con el trabajo de sus manos: toda su fortuna está radicada en su brazo, y la reputación de que goza está integrada por su probidad ejemplar y por el prestigio alcanzado en el ejercicio de su oficio.

Es este oficio el que le hace ocupar un lugar imprescindible en el pueblo, y a través del mismo influye en la vida de aquella pequeña comunidad. Todos le conocen y a él deben acudir cuando necesitan que la madera sea transformada en objetos útiles para sus necesidades. Seguramente que su vida no sería fácil; las herramientas, con toda su tosquedad primitiva, exigirían de José una destreza capaz de superar todas las deficiencias de medios técnicos; sus manos encallecidas estarían acostumbradas al trabajo rudo y a los golpes, imposibles de evitar a veces. Habiendo de alternar constantemente con la gente por quien trabajaba, tendría un trato sencillo, asequible para todos. Su taller se nos antoja que debía de ser un punto de reunión para los hombres -al menos algunos- de Nazaret, que al terminar la jornada se encontrarían allí para charlar de sus cosas.

José, el varón justo, está totalmente compenetrado con sus conciudadanos. Éstos aprecian, en su justo valor, a aquel carpintero sencillo y eficiente. Aun después de muerto, cuando Jesús ya se ha lanzado a predicar la Buena Nueva, le recordarán con afecto: "¿Acaso no es éste el hijo de José, el carpintero?", se preguntaban los que habían oído a Jesús, maravillados de su sabiduría. Y, efectivamente, era el mismo Jesús; pero José ya no estaba allí. Él ya había cumplido su misión, dando al mundo su testimonio de buen obrero. Por eso la Iglesia ha querido ofrecer a todos los obreros este espectáculo de santidad, proclamándole solemnemente Patrón de los mismos, para que en adelante el casto esposo de María, el trabajador humilde, silencioso y justo de Nazaret, sea para todos los obreros del mundo, especial protector ante Dios, y escudo para tutela y defensa en las penalidades y en los riesgos del trabajo.

Jn 14, 27-31a

Evangelio
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: “Me voy y volveré a ustedes”. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.

Comentario
En el Evangelio de hoy, Cristo se está despidiendo. Se acerca su pasión, morirá en la cruz por nosotros, y nos quiere dar las recomendaciones finales, nos quiere dejar las lecciones que él considera más importantes. Nos da su paz, y nos dice que no se turbe nuestro corazón porque "me voy pero volveré".
En él está nuestra paz, es más, él es nuestra paz, y con él a nuestro lado, ¿qué nos puede turbar? Sólo nos podemos preocupar por aquello que afecte nuestra amistad con Él, lo demás no es esencial. Sólo Dios, sólo Él.

Oración
Oh Dios Padre y creador,
Nuestros corazones están hechos para vivir en paz y Tú eres la única, autentica, abundante y gratuita fuente de paz. Nada, ni el mundo, ni los problemas ni las dificultades pueden arrebatárnosla.
Llénanos de tu paz, Señor, para que nosotros podamos difundirla a los demás.
Amén

San Pio X


Antonio Chislieri (San Pío V) nació en Bosco (Italia) en 1504. Era de una familia muy pobre. En la adolescencia, una familia generosa le costeó los estudios al ver que su hijo, también llamado Antonio, se comportaba mejor desde que era amigo del Santo.

De esta manera pudo estudiar con los dominicos y llegó a ser religioso de esa comunidad. Poco a poco le encomendaron cargos importantes hasta que el propio Pontífice lo nombró Obispo y luego encargado de la asociación que en Italia defendía la fe.

El santo recorría a pie los pueblos alertando a los fieles de los errores de los evangélicos y luteranos. Muchas veces lo quisieron matar, pero él siguió anunciando la verdad. El Papa lo nombró cardenal y le encargó dirigir a la Iglesia en defensa de la recta doctrina.

Cuando murió el Papa Pío IV, San Carlos Borromeo les dijo a los cardenales que el más apropiado era el Cardenal Antonio Chislieri, por lo que lo eligieron y tomó el nombre de Pío V.

San Pío V pidió que lo que se iba a gastar en el banquete a los políticos y militares se empleara en ayudas para los pobres y enfermos. Un día vio en la calle a su amigo Antonio, cuya familia le pagó los estudios, lo nombró gobernador del cuartel del Papa y la gente admiró más al Santo Padre al enterarse de su humilde pasado.

El Pontífice tenía mucha devoción por la Eucaristía, la Virgen y el rezo del Santo Rosario, que recomendaba a todos los que podía. En las procesiones del Santísimo, recorría las calles de Roma a pie y con gran piedad y devoción.

Ordenó que los Obispos y párrocos vivan en el sitio donde habían sido nombrados para que no descuiden a sus fieles, publicó un nuevo misal y una nueva edición de la Liturgia de la Horas, así como un nuevo catecismo.

Por ese entonces lo musulmanes amenazaron invadir Europa y acabar con la religión católica. Iban desde Turquía arrasando con las poblaciones católicas y anunciando que la Basílica de San Pedro sería la pesebrera para sus caballos. Ningún rey quería enfrentarlos.

El Papa buscó la ayuda de los líderes europeos y organizó una gran armada con barcos. Pidió que todos los combatientes fueran a la batalla confesados y habiendo comulgado en Misa. Mientras ellos iban a combatir, el Pontífice y los fieles romanos recorrían las calles descalzos rezando el Rosario.

Los musulmanes eran superiores y se encontraron con la armada católica en el golfo de Lepanto, cerca de Grecia. Los jefes cristianos hicieron que los soldados rezaran el rosario antes de empezar la batalla el 7 de octubre de 1571.

Empezó el combate con el viento en contra para los católicos hasta que de un momento a otro se cambió de dirección, entonces los cristianos se lanzaron al ataque y obligaron a los musulmanes a retroceder.

San Pío, sin haber recibido noticias de lo sucedido, se asomó por la ventana y dijo a los cardenales: "Dediquémonos a darle gracias a Dios y a la Virgen Santísima, porque hemos conseguido la victoria".

El Papa como agradecimiento mandó que cada 7 de octubre se celebre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que en las letanías se incluya "María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros" (algo que propagó un santo llamado San Juan Bosco siglos después).

Partió a la Casa del Padre un 1 de mayo de 1572 a los 68 años.

Jn 14, 21-26

Evangelio
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”. Judas –no el Iscariote– le dijo: “Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?”. Jesús le respondió: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho”.

Comentario
La Biblia usa muchas veces la expresión que retoma aquí Jesús: “guardar” (ser fiel) la Palabra. Esto significa que no le damos un trato superficial, sino que la hacemos llegar hasta lo más íntimo de nuestro ser, allí donde se juegan nuestro discernimiento y nuestra voluntad. Cuando la guardamos de esa manera, el Espíritu Santo nos da la luz para comprenderla y el ánimo para ponerla en práctica.

Oración
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Te damos gracias por darnos a tu Hijo y por ver con agrado que viva en nosotros.
Ayúdanos a vivir el mismo estilo de vida que él vivió y que él quiere que nosotros vivamos también: una vida de obediencia a tu voluntad y de entrega y dedicación a los hermanos y a nuestra misión en la vida.
Que a través de nosotros tú estés presente en este mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

Nuestra Vida















Santa Catalina de Siena



Lo que más maravilla en la vida de Santa Catalina de Siena no es tanto el papel insólito que desempeñó en la historia de su tiempo, sino el modo exquisitamente femenino con que lo desempeñó. Al Papa, a quien ella llamaba con el nombre de “dulce Cristo en la tierra”, le reprochaba la poca valentía y lo invitaba a dejar Aviñón y regresar a Roma, con palabras humanísimas como éstas: “¡Animo, virilmente, Padre! Que yo le digo que no hay que temblar”. A un joven condenado a muerte y a quien ella había acompañado hasta el patíbulo, le dijo en el último instante: “¡a las bodas, dulce hermano mío! que pronto estarás en la vida duradera”.

Pero la voz sumisa de la mujer cambiaba de tono y se traducía frecuentemente en ese “yo quiero” que no admitía tergiversaciones cuando entraba en juego el bien de la Iglesia y la concordia de los ciudadanos.

Catalina nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de Santiago y Lapa Benincasa. A los siete años celebró su místico matrimonio con Cristo. Esto no se debió a fantasías infantiles, sino que era el Catalina de Siena, Santa comienzo de una extraordinaria experiencia mística, como se pudo comprobar después . A los quince años entró a la Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de penitencia muy rigurosa. Para vencer la repugnancia hacia un leproso maloliente, se inclinó y le besó las llagas.

Como no sabía leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas, afligidas y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente del pueblo. Su valiente compromiso social y político suscitó no pocas perplejidades entre sus mismos superiores y tuvo que presentarse ante el capítulo general de los dominicos, que se celebró en Florencia en mayo de 1377, para explicar su conducta.

En Siena, en el recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia” para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran cisma aceptó el llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se enfermó y murió rodeada de sus muchos discípulos a quienes recomendó que se amaran unos a otros. Era el 29 de abril de 1380: hacía un mes que había cumplido 33 años.

Fue canonizada el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con San Francisco de Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa.

Además Santa Catalina tiene los siguientes patronatos:
° contra los incendios;
° contra los males corporales;
° contra la enfermedad;
° contra los abortos involuntarios;
° contra las tentaciones;
° Allentown, Pennsylvania;
° para la prevención de incendios;
° de los bomberos;
° de las enfermeras;
° de las personas ridiculizadas por su piedad;
° de los enfermos.

Jn 15, 1-8

Evangelio
Durante la última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.

Comentario
Permanezcamos unidos con Jesús, como sarmientos de una misma vid. Permanecer es no poner freno a la corriente de amor que él ha establecido. Como consecuencia, daremos los mejores frutos, los que comunican vida al prójimo.

Oración
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Tú plantaste a tu Hijo en medio de los hombres como la verdadera vid, de amor siempre fiel.
Que tu Hijo nos reúna a todos juntos en él, que todos lleguemos a ser sarmientos de la misma vid y que el vino nuevo de justicia y amor llene toda esta nuestra tierra con alegría y paz.
Te lo pedimos por medio de Aquél cuya savia de vida fluye en nosotros, Jesucristo nuestro Señor.
Amén

Coherencia fe-vida





San Pedro Chanel


Futuna es una pequeña “expresión geográfica”, una de las islas Fiji, señalada en los mapas con un punto entre el ecuador y el trópico de Capricornio en el inmenso océano Pacífico. Hoy es una posesión francesa, meta de turistas amantes de lo exótico. Los habitantes son católicos y viven una vida pacífica. Pero hace 140 años, precisamente el 12 de noviembre de 1837, cuando desembarcó allí el misionero marista Pedro Chanel, junto con un compañero laico, la isla estaba dividida por dos tribus continuamente en guerra.

Sólo la valentía y la caridad de un hombre de Dios podían escoger esta meta con todos los riesgos que conllevaba. En efecto, Pedro Chanel concluyó aquí su aventura de evangelizador, asesinado a golpes de garrote y hacha el 28 de abril de 1841 por el yerno del jefe de la tribu Musumusu, enfurecido porque entre los convertidos al cristianismo se encontraban algunos miembros de su familia.

Pedro Chanel había nacido en Cuet (Francia) el 12 de julio de 1803. A los doce años, por invitación del celoso párroco Trompier, comenzó los estudios sacerdotales, y en 1824 entró al seminario mayor de Bourg, en donde tres años después fue ordenado sacerdote.

Hubiera querido ir inmediatamente a tierra de misión, pero el ordinario del lugar tenía mucha necesidad de sacerdotes. Fue coadjutor en Amberieu y en Gex, en donde se unió a un grupo de sacerdotes diocesanos, los maristas, que en el mismo ámbito parroquial vivían el ideal misionero bajo la guía del Padre Colin. La Sociedad de María, aprobada por el Papa en 1836, contó entre sus primeros miembros al Padre Chanel, que ese mismo año se embarcó en Le Havre hacia Valparaíso, con destino a Oceanía. Cuando la nave llegó a Futuna, se invitó al Padre Chanel a permanecer ahí con el compañero laico Nicezio, que tenía veinte años.

Fue lenta y paciente la tarea de penetración en el pequeño mundo de esa gente tan distinta en costumbres de vida y en mentalidad. Pero el anuncio del Evangelio fue calando en las jóvenes generaciones.

Este éxito suscitó al mismo tiempo la hostilidad de las viejas generaciones. El tributo de sangre de Pedro Chanel fue el precio para abrir finalmente las puertas a la evangelización de toda la isla. El nuevo mártir cristiano, beatificado el 7 de noviembre de 1889, fue canonizado el 12 de junio de 1954 y declarado patrono de Oceanía.

Jn 14, 7-14

Evangelio
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: El Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré”.

Comentario
Si en Cristo lo tenemos todo, porque Él está en el Padre y el Padre en Él, ¿qué más necesitamos para vivir a fondo y dar a conocer su salvación? Quizás podamos mostrar a los que nos rodean algo del rostro de Dios por medio de nuestra bondad y amor.

Oración
Señor Dios nuestro:
Por medio de tu Hijo Jesucristo tú viniste a nuestro mundo para salvar a los hombres.
Que él esté presente en nosotros y que la luz de tu Hijo brille en las obras que hacemos, para que, al verlas, nuestros hermanos te alaben.
Te lo pedimos en nombre de Jesús.
Amén

Soberbia



San Pedro Armengol



Pedro Ermengol nació en 1238 en Guardia de Prats, cercano a Montblanc (Tarragona), hijo de Arnaldo Ermengol, descendiente de la noble familia española. Su madre murió siendo él niño y el padre se alienó en su trabajo, en sus armas, en la política, y descuidó al hijo.

Pedro se fue tornando hosco, altanero, peleón. Afloró su carácter fuerte y una ambición desmesurada. Y, aún jovencito, se vio metido en riñas y peleas, que degenerarían en serios altercados y en el homicidio. Huyendo, se vino a encontrar jefe de una partida de bandoleros que operaba desde la sierra de Prades. No hubo fechoría que no cometiera, ni desmán de que repugnara. Sorprendía, atacaba, robaba, huía ... Se convirtió en el terror del pueblo.

Pero arriba velaba por él su santa madre. Un día atacó una patrulla que llegaba preparando el paso del Rey. Fue contra el que mandaba la tropa, y se halló con su propio padre. Pedro se rindió ante su padre, se entregó a la justicia, y fue indultado por el rey don Jaime.

Aposentado en Barcelona, enseguida entró en contacto con Pedro Nolasco, y, con el toque del cielo, entendió que en la Orden de Nuestra Señora de la Merced podría expiar sus graves crímenes.

Vistió el hábito, hizo el noviciado, cursó los estudios pertinentes, se ordenó sacerdote. Le llegaron enseguida a asignar diversos en cargos, misiones y viajes entre los musulmanes, al efecto de rescatar esclavos y prisioneros, según la primera misión para la cual se había fundado la Orden de la Merced.

En ello estaba el año 1266. Visitó las mazmorras, consoló a los deprimidos, curó a los llagados, gastó un buen dinero en comprar a cuantos pudo, los más hundidos. Y cuando no quedaba ni un penique, descubrió unos niños y muchachos que, entendió, se perderían si no los rescataba; acordó su precio y se quedó en prenda de aquel dinero, que el fraile compañero había de aportar en el plazo de un año.

Fue aquel un año intenso, el mejor de su vida: catequizó, animó, condolió, se convirtió en el paño de lágrimas de los cautivos. También clamó, vociferó, fustigó, insultó a los inicuos esclavistas.

Perp pasaban los días, los meses y el compañero no volvía. Se venció el plazo y los traficantes, hartos de él, de sus bondades, de sus imprecaciones, creyéndose burlados, lo colgaron de un árbol y abandonaron su cuerpo a los buitres.

Poco después llegaron su compañero y otro fraile con el dinero del rescate. Avisados de la desgracia, corrieron a la horca y encontraron que fray Pedro, después de seis días de ajusticiado, seguía vivo, por favor especial de la santísima Virgen cuya presencia el ahorcado había experimentado.

Vuelto a su convento de Guardia de Prats, vivió aún muchos años, conservando siempre el cuello torcido y el color macilento. Enfermó gravemente, prediciendo la fecha de su muerte, que ocurrió el 27 de abril de 1304. Allí se conserva parte de sus huesos. El 3 de marzo de 1626, Urbano VIII, y el 8 de Abril de 1687, Inocencio XI, reconocieron su culto inmemorial y lo canonizaron.

Mt 9, 35-38

Evangelio
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha”.

Comentario
Jesús vivió con corazón de pastor, conociendo las necesidades y los sufrimientos de cada uno de los que se acercaban a él y guiándolos con su palabra. Y esto fue así porque su corazón era capaz de compadecerse ante el otro y de dejarse conmover.
Nuestra tarea y la misión de todos los cristianos en el mundo hoy es hacer lo que Cristo hizo. “Ser Cristos” los unos para con los otros y para el mundo, porque somos pueblo de Dios, pueblo sacerdotal y misionero.

Oración
Señor Dios nuestro,
Quien ve a Jesús, te ve a ti.
Tu Hijo Jesucristo es para nosotros: el camino que nos conduce a ti y a los hermanos, la verdad, que es Buena Nueva de amor y de esperanza, y la vida que él sacrificó para entregarla por nosotros.
Ayúdanos a descubrir el camino hacia él y a seguir su mismo camino hacia los otros, a proclamar siempre la verdad y a dar nuestra vida compartiendo felicidad con los hermanos, por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén

Rosario


Existencia de Dios



San Anacleto (Cleto)


Nació en Roma, hijo de una familia de origen ateniense, en la época de la muerte de Jesús y de las prédicas de los Apóstoles.

En Roma, San Anacleto conoció al Apóstol San Pedro, y se hizo discípulo suyo, ayudándolo a predicar la naciente doctrina. Se le describe como una persona de carácter afable, cuya ternura conquistaba lo mismo a creyentes que a paganos.

A la muerte de San Lino en el año 76, San Anacleto le sucedió como el tercer Papa de la cristiandad. Su pontificado habría de durar doce años, durante los cuales se distinguió como un prudente y abnegado pastor que supo proteger a su rebaño.

En el año 88, sin embargo, Domiciano desató contra la cristiandad una de las primeras y más terribles persecuciones que haya sufrido.

Como cabeza de la Iglesia, San Anacleto tuvo una ferviente actividad, visitando comunidades de fieles y consolándolas por la muerte de miles de compañeros de fe.

Eventualmente, la guardia imperial dio con él y lo hicieron prisionero. Se cuenta que en vez de huir, él aceptó con una sonrisa a sus captores y torturadores. Murió a causa de los extremos suplicios a los que se vio sometido.

Durante su pontificado, San Anacleto estableció las primeras normas para la elección de los obispos de la Iglesia, y mandó edificar un mausoleo para enterrar a los mártires cristianos.

Jn 13, 16-20

Evangelio
Antes de la fiesta de Pascua, Jesús lavó los pies a sus discípulos, y les dijo: “Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: ‘El que comparte mi pan se volvió contra mí’. Les digo esto desde ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean que yo soy. Les aseguro que el que reciba al que yo envíe me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió”.

Comentario
Con el lavatorio de los pies el Señor nos enseña a ser servidores, más siervos, como Él ha sido siervo por nosotros, por cada uno de nosotros.
El amor, pues, es el servicio concreto que damos los unos a los otros. El amor no es sólo palabras, son obras y servicio; un servicio humilde, hecho en el silencio y en lo escondido.

Oración
Señor mío,
Evangelizar no son sólo palabras, es dejar que nuestra vida se identifique con la tuya, es tener tus sentimientos, tus pensamientos, tus acciones. Y tu vida, Jesús, es una vida para los demás, es una vida de servicio.
Ayúdanos a ser servidores de tu reino. Ayúdanos a superar nuestros egoísmos, para servir a nuestros hermanos, como tú hiciste, como tú haces.
Gracias, Jesús, porque, a pesar de nuestras miserias, cuentas con nosotros, cuentas conmigo.
Amén

Paciencia


Amor
























Sagrado Corazón


San Marcos


Patrón de los abogados, notarios, artistas de vitrales, cautivos, de Egipto, Venecia, contra la impenitencia y las picadas de insectos.
San Marcos es judío de Jerusalén, acompañó a San Pablo y a Bernabé, su primo, a Antioquia en el primer viaje misionero de estos (Hechos 12, 25); también acompañó a Pablo a Roma. Se separó de ellos en Perga y regresó a su casa. (Hechos 13,13). No sabemos las razones de esa separación pero si sabemos que causó una separación posterior entre San Pablo y Bernabé, cuando San Pablo rehusó aceptar a San Marcos. Bernabé se enojó tanto que rompió su asociación misionera con San Pablo y se fue a Chipre con Marcos (Hechos 15,36-39). Años mas tarde San Pablo y San Marcos volvieron a unirse en un viaje misionero.
Fue discípulo de San Pedro e intérprete del mismo en su Evangelio, el segundo Evangelio canónico (el primero en escribirse). San Marcos escribió en griego con palabras sencillas y fuertes. Por su terminología se entiende que su audiencia era cristiana. Su Evangelio contiene historia y teología. Se debate la fecha en que lo escribió, quizás fue en la década 60-70 AD.
Juntos con Pedro fue a Roma. San Pedro por su parte se refería a San Marcos como "mi hijo" (1P 5,13).
A veces el Nuevo Testamento lo llama Juan Marcos (Hechos 12,12).
Evangelizó y estableció a la Iglesia en Alejandría, fundando allí su famosa escuela cristiana.
Murió mártir aprox. el 25 de abril del 68 AD en Alejandría y sus reliquias están en la famosa catedral de Venecia.
Su símbolo es el león alado. Tanto este símbolo como el de los otros tres evangelistas (Apoc. 4, 7-8), son muy antiguos. De ellos hablan San Jerónimo y San Agustín, explicando que San Marcos, en su primer capítulo, habla de Juan el Bautista en el desierto y el león es el rey del desierto (Mc. 1,3).
En Venecia se veneran, en la preciosa catedral de su mismo nombre, los restos mortales del evangelista, cuyo traslado de Alejandría se remonta al siglo IX.

Mc 16, 15-20

Evangelio
En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán demonios en mi nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán”. Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.

Comentario
El evangelista Marcos obedeció las indicaciones del Señor testimoniando a Cristo con su propia palabra, que es para la Iglesia Palabra de Dios. ¿Cómo lo haremos cada uno de nosotros?
Sea cual fuere nuestro camino –la forma en que respondamos al mandato del Señor-, una cosa es segura: Él sostiene a quien elige, inspira a quien envía.

Oración
Señor Dios nuestro:
Hoy te pedimos que nos llames y nos envíes, como una vez llamaste y enviaste a tus discípulos, para proclamar y vivir tu palabra.
Inspíranos por medio de tu Espíritu y enséñanos a vivir esperanzados en que tu reino vendrá y permanecerá entre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Señor, ahora y por los siglos de los siglos.
Amén

Cristianismo






San Fidel de Sigmaringen


Nació en Sigmaringen, Alemania, en 1577, en un hogar católico y noble. Su padre, Juan Rey, era de ascendencia española. El origen de su familia le permitió estudiar en una buena academia, la de Friburgo, en la que se convirtió en un excelente jurista.

Una de sus mayores motivaciones en el ejercicio del derecho fue la defensa de los pobres, a los que defendió sin descanso. Poco a poco empieza a darse cuenta de las inmoralidades que rodeaban el mundo de la abogacía lo que le provoca una gran desilusión. Por ello dejara la profesión a los 35 años de edad y se consagrará por entero a Dios.

Ingresó en la Orden de los Capuchinos y se puso el nombre de Fidel (se llamaba Marcos). Fue un excelente predicador y un verdadero pastor con los más desfavorecidos. Fue recorriendo países dando testimonio, labor que le resulto más sencilla debido a su facilidad para los idiomas.

Recién fundada la Congregación Propaganda Fide, la sección de la Curia Romana encargada de los misioneros, mandan a 10 capuchinos a Suiza, lugar de fuertes tensiones y divisiones entre católicos y calvinistas. Fidel es uno de los 10.

Un día le invitó un grupo de protestantes para que les predicara y en mitad del discurso la emprendieron a balazos con él. Logró escabullirse, pero a las afueras de la aldea le alcanzaron, y le instaron a hacerse protestante. Ante su negativa le mataron a palos y con espadas. Sus últimas palabras fueron de perdón para sus asesinos. Era el 24 de abril del año 1622, tenía 45 años.

Jn 10, 22-30

Evangelio
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. Los judíos lo rodearon y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente”. Jesús les respondió: “Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa”.

Comentario
Tan estrecha es nuestra relación con el buen Pastor que él mismo nos tiene en la palma de su mano. No hay lugar más confiable para estar.
Cuando otras voces quieran alejarnos de nuestro buen Pastor, recordemos que él nos tiene junto a sí. Que nada ni nadie nos arrebate esta intimidad.

Oración
Señor,
Tú eres el buen pastor.
Danos la dicha de poder seguirte en todo momento y en todo lugar. Te pedimos la gracia de escuchar tu voz en medio del desorden de este mundo.
Que en medio de tinieblas te sigamos para llegar a los verdes prados donde nos haces reposar.
Amén