Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada, pero algunos de ellos decían: «Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo. Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casa caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque –como ustedes dicen– yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama».
ComentarioLa cerrazón de algunas personas era tan fuerte que atribuían al demonio las obras buenas que Jesús hacía. En eso consistía su pecado: no reconocer todo lo bueno que Dios estaba obrando. Y en lugar de eso, pedían señales extraordinarias. Hoy abramos los ojos y los oídos. Dios está obrando y hablando para llegar a nuestro corazón.
Oración
Señor,
Que sepamos llevar a cabo tus designios siguiendo tus reglas e inspiraciones; que escuchemos constantemente y sigamos a tu Palabra Encarnada, Jesucristo, y que olvidemos nuestros diminutos planes mundanos, para que así podamos construir y establecer tu reino entre nosotros.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén
Que sepamos llevar a cabo tus designios siguiendo tus reglas e inspiraciones; que escuchemos constantemente y sigamos a tu Palabra Encarnada, Jesucristo, y que olvidemos nuestros diminutos planes mundanos, para que así podamos construir y establecer tu reino entre nosotros.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén
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