San Dimas



San Dimas es el nombre con el que se venera en la Iglesia ortodoxa al Buen Ladrón; de los dos que condenaron y crucificaron con Jesús, uno a cada lado, para situarlo entre delincuentes, el que se convirtió estando en la cruz y le dijo a Jesús: "Acuérdate de mí cuando estés en tu reino". Y Jesús le contestó: "En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso".

No sabemos más de su historia que lo contenido en los pocos versículos dedicados a él por el evangelista San Lucas; pero, como en el caso de la mayoría de los otros personajes nombrados en los Evangelios, tales como Pilato, José de Ari matea, Lázaro, Marta, pronto se compuso un relato que situó al "buen ladrón" en lugar eminente en la literatura apócrifa de los siglos primitivos.

Encontramos a los dos ladrones representados en cuadros de la crucifixión, desde tiempos muy remotos, como por ejemplo, en el manuscrito de Ciríaco, ilustrado por Rábulas, en 586, conservado en la Biblioteca Lorenciana en Florencia. Las palabras del buen ladrón: "Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino", se han adaptado a un uso muy solemne en la misa bizantina, al "gran principio" de ella y la comunión de los ministros y el pueblo.

La cruz en que murió, se conservó largo tiempo en la isla de Chipre; el travesaño está en Roma, en la iglesia de la Santa Cruz. En el Triunfo de Tiziano y en el Juicio de Miguel Ángel, ocupa lugar preferente el Buen Ladrón. Está representado también en una vidriera de la catedral de Bourges.

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