Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados». Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
El evangelio de hoy califica a José como un “hombre justo”. Es un título que las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento dan a personas que tratan de vivir fielmente según los planes de Dios.
Ciertamente José jugó un papel importante en el Plan de Salvación de Dios; Dios confió a su cuidado al Salvador Jesús. Experimentó muchas dificultades ocasionadas por tan importante misión; pero pasó la prueba y sirvió bien a Dios, como hombre de fe, generoso, y ciertamente “justo”.
Oración
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú encomendaste tu Hijo Jesús al cuidado delicado de José.
Danos la fe de este hombre justo, Patrón de nuestra Iglesia, para que siempre te escuchemos y te sirvamos en todo lo que nos pides aun cuando no entendamos perfectamente a dónde nos llevas.
Haz que, como San José, vivamos siempre cercanos e íntimos a tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
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