Dios mío, a ti vengo al final de otro día, para ofrecerte el amor de mi corazón.
Creo en Ti porque eres la Verdad misma; espero en Ti porque eres fiel a tus promesas; te amo de todo corazón y por Ti amo a mi prójimo como a mi mismo.
Me formaste de la nada; entregaste a Tu Hijo amado a morir en la Cruz para obtener mi salvación; me hiciste miembro de tu Santa iglesia; me salvaste del infierno merecido por mis pecados y gratuitamente continúas preservándome del castigo, aunque no haya dejado de ofenderte.
 Por favor, cuida de mí esta noche para que pueda volver a servirte un día más.
Amén.

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