Evangelio
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios».
Comentario
Si fuéramos realmente conscientes de cuánto nos ama Dios, ¿Cómo podríamos permanecer indiferentes o rehusar nada a Dios?
Si creemos firmemente que él nos encuentra dignos de amor, ¿Cómo pudiéramos no poner nuestra confianza en él?
Él no nos fuerza: simplemente nos invita: "Éste es mi amor hacia ti; ¿Te gustaría aceptarme a mí y mi amor? ¿Te gustaría compartir mi amor con otros amándoles a ellos también?
Oración
Oh Dios, paciente y misericordioso:
Tú no nos condenaste, sino que resucitaste a Jesús tu Hijo sobre nosotros y en medio de nosotros para alzarnos de nuestra culpa y tristeza.
Que con él, y en gratitud a ti, seamos gracia y bondad, unos para con otros. Ayúdanos a levantar a los caídos y desolados, a vendar sus heridas, y a hacer posible que sean plenamente humanos y libres como hijos tuyos, en Jesucristo nuestro Señor.
Amén
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