San Pio X


Antonio Chislieri (San Pío V) nació en Bosco (Italia) en 1504. Era de una familia muy pobre. En la adolescencia, una familia generosa le costeó los estudios al ver que su hijo, también llamado Antonio, se comportaba mejor desde que era amigo del Santo.

De esta manera pudo estudiar con los dominicos y llegó a ser religioso de esa comunidad. Poco a poco le encomendaron cargos importantes hasta que el propio Pontífice lo nombró Obispo y luego encargado de la asociación que en Italia defendía la fe.

El santo recorría a pie los pueblos alertando a los fieles de los errores de los evangélicos y luteranos. Muchas veces lo quisieron matar, pero él siguió anunciando la verdad. El Papa lo nombró cardenal y le encargó dirigir a la Iglesia en defensa de la recta doctrina.

Cuando murió el Papa Pío IV, San Carlos Borromeo les dijo a los cardenales que el más apropiado era el Cardenal Antonio Chislieri, por lo que lo eligieron y tomó el nombre de Pío V.

San Pío V pidió que lo que se iba a gastar en el banquete a los políticos y militares se empleara en ayudas para los pobres y enfermos. Un día vio en la calle a su amigo Antonio, cuya familia le pagó los estudios, lo nombró gobernador del cuartel del Papa y la gente admiró más al Santo Padre al enterarse de su humilde pasado.

El Pontífice tenía mucha devoción por la Eucaristía, la Virgen y el rezo del Santo Rosario, que recomendaba a todos los que podía. En las procesiones del Santísimo, recorría las calles de Roma a pie y con gran piedad y devoción.

Ordenó que los Obispos y párrocos vivan en el sitio donde habían sido nombrados para que no descuiden a sus fieles, publicó un nuevo misal y una nueva edición de la Liturgia de la Horas, así como un nuevo catecismo.

Por ese entonces lo musulmanes amenazaron invadir Europa y acabar con la religión católica. Iban desde Turquía arrasando con las poblaciones católicas y anunciando que la Basílica de San Pedro sería la pesebrera para sus caballos. Ningún rey quería enfrentarlos.

El Papa buscó la ayuda de los líderes europeos y organizó una gran armada con barcos. Pidió que todos los combatientes fueran a la batalla confesados y habiendo comulgado en Misa. Mientras ellos iban a combatir, el Pontífice y los fieles romanos recorrían las calles descalzos rezando el Rosario.

Los musulmanes eran superiores y se encontraron con la armada católica en el golfo de Lepanto, cerca de Grecia. Los jefes cristianos hicieron que los soldados rezaran el rosario antes de empezar la batalla el 7 de octubre de 1571.

Empezó el combate con el viento en contra para los católicos hasta que de un momento a otro se cambió de dirección, entonces los cristianos se lanzaron al ataque y obligaron a los musulmanes a retroceder.

San Pío, sin haber recibido noticias de lo sucedido, se asomó por la ventana y dijo a los cardenales: "Dediquémonos a darle gracias a Dios y a la Virgen Santísima, porque hemos conseguido la victoria".

El Papa como agradecimiento mandó que cada 7 de octubre se celebre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que en las letanías se incluya "María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros" (algo que propagó un santo llamado San Juan Bosco siglos después).

Partió a la Casa del Padre un 1 de mayo de 1572 a los 68 años.

Jn 14, 21-26

Evangelio
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”. Judas –no el Iscariote– le dijo: “Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?”. Jesús le respondió: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió. Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho”.

Comentario
La Biblia usa muchas veces la expresión que retoma aquí Jesús: “guardar” (ser fiel) la Palabra. Esto significa que no le damos un trato superficial, sino que la hacemos llegar hasta lo más íntimo de nuestro ser, allí donde se juegan nuestro discernimiento y nuestra voluntad. Cuando la guardamos de esa manera, el Espíritu Santo nos da la luz para comprenderla y el ánimo para ponerla en práctica.

Oración
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Te damos gracias por darnos a tu Hijo y por ver con agrado que viva en nosotros.
Ayúdanos a vivir el mismo estilo de vida que él vivió y que él quiere que nosotros vivamos también: una vida de obediencia a tu voluntad y de entrega y dedicación a los hermanos y a nuestra misión en la vida.
Que a través de nosotros tú estés presente en este mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

Nuestra Vida















Santa Catalina de Siena



Lo que más maravilla en la vida de Santa Catalina de Siena no es tanto el papel insólito que desempeñó en la historia de su tiempo, sino el modo exquisitamente femenino con que lo desempeñó. Al Papa, a quien ella llamaba con el nombre de “dulce Cristo en la tierra”, le reprochaba la poca valentía y lo invitaba a dejar Aviñón y regresar a Roma, con palabras humanísimas como éstas: “¡Animo, virilmente, Padre! Que yo le digo que no hay que temblar”. A un joven condenado a muerte y a quien ella había acompañado hasta el patíbulo, le dijo en el último instante: “¡a las bodas, dulce hermano mío! que pronto estarás en la vida duradera”.

Pero la voz sumisa de la mujer cambiaba de tono y se traducía frecuentemente en ese “yo quiero” que no admitía tergiversaciones cuando entraba en juego el bien de la Iglesia y la concordia de los ciudadanos.

Catalina nació en Siena (Italia) el 25 de marzo de 1347 y era la vigésimo cuarta hija de Santiago y Lapa Benincasa. A los siete años celebró su místico matrimonio con Cristo. Esto no se debió a fantasías infantiles, sino que era el Catalina de Siena, Santa comienzo de una extraordinaria experiencia mística, como se pudo comprobar después . A los quince años entró a la Tercera Orden de Santo Domingo, comenzando una vida de penitencia muy rigurosa. Para vencer la repugnancia hacia un leproso maloliente, se inclinó y le besó las llagas.

Como no sabía leer ni escribir, comenzó a decir a varios amanuenses sus cartas, afligidas y sabias, dirigidas a Papas, reyes, jefes y a humilde gente del pueblo. Su valiente compromiso social y político suscitó no pocas perplejidades entre sus mismos superiores y tuvo que presentarse ante el capítulo general de los dominicos, que se celebró en Florencia en mayo de 1377, para explicar su conducta.

En Siena, en el recogimiento de su celda, dictó el “Diálogo sobre la Divina Providencia” para tributar a Dios su último canto de amor. En los comienzos del gran cisma aceptó el llamamiento de Urbano VI para que fuera a Roma. Aquí se enfermó y murió rodeada de sus muchos discípulos a quienes recomendó que se amaran unos a otros. Era el 29 de abril de 1380: hacía un mes que había cumplido 33 años.

Fue canonizada el 29 de abril de 1461. En 1939 fue declarada patrona de Italia junto con San Francisco de Asís, y el 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó doctora de la Iglesia, y el 1 de Octubre de 1999 S.S. Juan Pablo II la declaró Patrona de Europa.

Además Santa Catalina tiene los siguientes patronatos:
° contra los incendios;
° contra los males corporales;
° contra la enfermedad;
° contra los abortos involuntarios;
° contra las tentaciones;
° Allentown, Pennsylvania;
° para la prevención de incendios;
° de los bomberos;
° de las enfermeras;
° de las personas ridiculizadas por su piedad;
° de los enfermos.

Jn 15, 1-8

Evangelio
Durante la última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.

Comentario
Permanezcamos unidos con Jesús, como sarmientos de una misma vid. Permanecer es no poner freno a la corriente de amor que él ha establecido. Como consecuencia, daremos los mejores frutos, los que comunican vida al prójimo.

Oración
Señor Dios nuestro, Padre amoroso:
Tú plantaste a tu Hijo en medio de los hombres como la verdadera vid, de amor siempre fiel.
Que tu Hijo nos reúna a todos juntos en él, que todos lleguemos a ser sarmientos de la misma vid y que el vino nuevo de justicia y amor llene toda esta nuestra tierra con alegría y paz.
Te lo pedimos por medio de Aquél cuya savia de vida fluye en nosotros, Jesucristo nuestro Señor.
Amén

Coherencia fe-vida





San Pedro Chanel


Futuna es una pequeña “expresión geográfica”, una de las islas Fiji, señalada en los mapas con un punto entre el ecuador y el trópico de Capricornio en el inmenso océano Pacífico. Hoy es una posesión francesa, meta de turistas amantes de lo exótico. Los habitantes son católicos y viven una vida pacífica. Pero hace 140 años, precisamente el 12 de noviembre de 1837, cuando desembarcó allí el misionero marista Pedro Chanel, junto con un compañero laico, la isla estaba dividida por dos tribus continuamente en guerra.

Sólo la valentía y la caridad de un hombre de Dios podían escoger esta meta con todos los riesgos que conllevaba. En efecto, Pedro Chanel concluyó aquí su aventura de evangelizador, asesinado a golpes de garrote y hacha el 28 de abril de 1841 por el yerno del jefe de la tribu Musumusu, enfurecido porque entre los convertidos al cristianismo se encontraban algunos miembros de su familia.

Pedro Chanel había nacido en Cuet (Francia) el 12 de julio de 1803. A los doce años, por invitación del celoso párroco Trompier, comenzó los estudios sacerdotales, y en 1824 entró al seminario mayor de Bourg, en donde tres años después fue ordenado sacerdote.

Hubiera querido ir inmediatamente a tierra de misión, pero el ordinario del lugar tenía mucha necesidad de sacerdotes. Fue coadjutor en Amberieu y en Gex, en donde se unió a un grupo de sacerdotes diocesanos, los maristas, que en el mismo ámbito parroquial vivían el ideal misionero bajo la guía del Padre Colin. La Sociedad de María, aprobada por el Papa en 1836, contó entre sus primeros miembros al Padre Chanel, que ese mismo año se embarcó en Le Havre hacia Valparaíso, con destino a Oceanía. Cuando la nave llegó a Futuna, se invitó al Padre Chanel a permanecer ahí con el compañero laico Nicezio, que tenía veinte años.

Fue lenta y paciente la tarea de penetración en el pequeño mundo de esa gente tan distinta en costumbres de vida y en mentalidad. Pero el anuncio del Evangelio fue calando en las jóvenes generaciones.

Este éxito suscitó al mismo tiempo la hostilidad de las viejas generaciones. El tributo de sangre de Pedro Chanel fue el precio para abrir finalmente las puertas a la evangelización de toda la isla. El nuevo mártir cristiano, beatificado el 7 de noviembre de 1889, fue canonizado el 12 de junio de 1954 y declarado patrono de Oceanía.

Jn 14, 7-14

Evangelio
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: El Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré”.

Comentario
Si en Cristo lo tenemos todo, porque Él está en el Padre y el Padre en Él, ¿qué más necesitamos para vivir a fondo y dar a conocer su salvación? Quizás podamos mostrar a los que nos rodean algo del rostro de Dios por medio de nuestra bondad y amor.

Oración
Señor Dios nuestro:
Por medio de tu Hijo Jesucristo tú viniste a nuestro mundo para salvar a los hombres.
Que él esté presente en nosotros y que la luz de tu Hijo brille en las obras que hacemos, para que, al verlas, nuestros hermanos te alaben.
Te lo pedimos en nombre de Jesús.
Amén

Soberbia



San Pedro Armengol



Pedro Ermengol nació en 1238 en Guardia de Prats, cercano a Montblanc (Tarragona), hijo de Arnaldo Ermengol, descendiente de la noble familia española. Su madre murió siendo él niño y el padre se alienó en su trabajo, en sus armas, en la política, y descuidó al hijo.

Pedro se fue tornando hosco, altanero, peleón. Afloró su carácter fuerte y una ambición desmesurada. Y, aún jovencito, se vio metido en riñas y peleas, que degenerarían en serios altercados y en el homicidio. Huyendo, se vino a encontrar jefe de una partida de bandoleros que operaba desde la sierra de Prades. No hubo fechoría que no cometiera, ni desmán de que repugnara. Sorprendía, atacaba, robaba, huía ... Se convirtió en el terror del pueblo.

Pero arriba velaba por él su santa madre. Un día atacó una patrulla que llegaba preparando el paso del Rey. Fue contra el que mandaba la tropa, y se halló con su propio padre. Pedro se rindió ante su padre, se entregó a la justicia, y fue indultado por el rey don Jaime.

Aposentado en Barcelona, enseguida entró en contacto con Pedro Nolasco, y, con el toque del cielo, entendió que en la Orden de Nuestra Señora de la Merced podría expiar sus graves crímenes.

Vistió el hábito, hizo el noviciado, cursó los estudios pertinentes, se ordenó sacerdote. Le llegaron enseguida a asignar diversos en cargos, misiones y viajes entre los musulmanes, al efecto de rescatar esclavos y prisioneros, según la primera misión para la cual se había fundado la Orden de la Merced.

En ello estaba el año 1266. Visitó las mazmorras, consoló a los deprimidos, curó a los llagados, gastó un buen dinero en comprar a cuantos pudo, los más hundidos. Y cuando no quedaba ni un penique, descubrió unos niños y muchachos que, entendió, se perderían si no los rescataba; acordó su precio y se quedó en prenda de aquel dinero, que el fraile compañero había de aportar en el plazo de un año.

Fue aquel un año intenso, el mejor de su vida: catequizó, animó, condolió, se convirtió en el paño de lágrimas de los cautivos. También clamó, vociferó, fustigó, insultó a los inicuos esclavistas.

Perp pasaban los días, los meses y el compañero no volvía. Se venció el plazo y los traficantes, hartos de él, de sus bondades, de sus imprecaciones, creyéndose burlados, lo colgaron de un árbol y abandonaron su cuerpo a los buitres.

Poco después llegaron su compañero y otro fraile con el dinero del rescate. Avisados de la desgracia, corrieron a la horca y encontraron que fray Pedro, después de seis días de ajusticiado, seguía vivo, por favor especial de la santísima Virgen cuya presencia el ahorcado había experimentado.

Vuelto a su convento de Guardia de Prats, vivió aún muchos años, conservando siempre el cuello torcido y el color macilento. Enfermó gravemente, prediciendo la fecha de su muerte, que ocurrió el 27 de abril de 1304. Allí se conserva parte de sus huesos. El 3 de marzo de 1626, Urbano VIII, y el 8 de Abril de 1687, Inocencio XI, reconocieron su culto inmemorial y lo canonizaron.

Mt 9, 35-38

Evangelio
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha”.

Comentario
Jesús vivió con corazón de pastor, conociendo las necesidades y los sufrimientos de cada uno de los que se acercaban a él y guiándolos con su palabra. Y esto fue así porque su corazón era capaz de compadecerse ante el otro y de dejarse conmover.
Nuestra tarea y la misión de todos los cristianos en el mundo hoy es hacer lo que Cristo hizo. “Ser Cristos” los unos para con los otros y para el mundo, porque somos pueblo de Dios, pueblo sacerdotal y misionero.

Oración
Señor Dios nuestro,
Quien ve a Jesús, te ve a ti.
Tu Hijo Jesucristo es para nosotros: el camino que nos conduce a ti y a los hermanos, la verdad, que es Buena Nueva de amor y de esperanza, y la vida que él sacrificó para entregarla por nosotros.
Ayúdanos a descubrir el camino hacia él y a seguir su mismo camino hacia los otros, a proclamar siempre la verdad y a dar nuestra vida compartiendo felicidad con los hermanos, por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén

Rosario


Existencia de Dios



San Anacleto (Cleto)


Nació en Roma, hijo de una familia de origen ateniense, en la época de la muerte de Jesús y de las prédicas de los Apóstoles.

En Roma, San Anacleto conoció al Apóstol San Pedro, y se hizo discípulo suyo, ayudándolo a predicar la naciente doctrina. Se le describe como una persona de carácter afable, cuya ternura conquistaba lo mismo a creyentes que a paganos.

A la muerte de San Lino en el año 76, San Anacleto le sucedió como el tercer Papa de la cristiandad. Su pontificado habría de durar doce años, durante los cuales se distinguió como un prudente y abnegado pastor que supo proteger a su rebaño.

En el año 88, sin embargo, Domiciano desató contra la cristiandad una de las primeras y más terribles persecuciones que haya sufrido.

Como cabeza de la Iglesia, San Anacleto tuvo una ferviente actividad, visitando comunidades de fieles y consolándolas por la muerte de miles de compañeros de fe.

Eventualmente, la guardia imperial dio con él y lo hicieron prisionero. Se cuenta que en vez de huir, él aceptó con una sonrisa a sus captores y torturadores. Murió a causa de los extremos suplicios a los que se vio sometido.

Durante su pontificado, San Anacleto estableció las primeras normas para la elección de los obispos de la Iglesia, y mandó edificar un mausoleo para enterrar a los mártires cristianos.

Jn 13, 16-20

Evangelio
Antes de la fiesta de Pascua, Jesús lavó los pies a sus discípulos, y les dijo: “Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican. No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: ‘El que comparte mi pan se volvió contra mí’. Les digo esto desde ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean que yo soy. Les aseguro que el que reciba al que yo envíe me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió”.

Comentario
Con el lavatorio de los pies el Señor nos enseña a ser servidores, más siervos, como Él ha sido siervo por nosotros, por cada uno de nosotros.
El amor, pues, es el servicio concreto que damos los unos a los otros. El amor no es sólo palabras, son obras y servicio; un servicio humilde, hecho en el silencio y en lo escondido.

Oración
Señor mío,
Evangelizar no son sólo palabras, es dejar que nuestra vida se identifique con la tuya, es tener tus sentimientos, tus pensamientos, tus acciones. Y tu vida, Jesús, es una vida para los demás, es una vida de servicio.
Ayúdanos a ser servidores de tu reino. Ayúdanos a superar nuestros egoísmos, para servir a nuestros hermanos, como tú hiciste, como tú haces.
Gracias, Jesús, porque, a pesar de nuestras miserias, cuentas con nosotros, cuentas conmigo.
Amén

Paciencia


Amor
























Sagrado Corazón


San Marcos


Patrón de los abogados, notarios, artistas de vitrales, cautivos, de Egipto, Venecia, contra la impenitencia y las picadas de insectos.
San Marcos es judío de Jerusalén, acompañó a San Pablo y a Bernabé, su primo, a Antioquia en el primer viaje misionero de estos (Hechos 12, 25); también acompañó a Pablo a Roma. Se separó de ellos en Perga y regresó a su casa. (Hechos 13,13). No sabemos las razones de esa separación pero si sabemos que causó una separación posterior entre San Pablo y Bernabé, cuando San Pablo rehusó aceptar a San Marcos. Bernabé se enojó tanto que rompió su asociación misionera con San Pablo y se fue a Chipre con Marcos (Hechos 15,36-39). Años mas tarde San Pablo y San Marcos volvieron a unirse en un viaje misionero.
Fue discípulo de San Pedro e intérprete del mismo en su Evangelio, el segundo Evangelio canónico (el primero en escribirse). San Marcos escribió en griego con palabras sencillas y fuertes. Por su terminología se entiende que su audiencia era cristiana. Su Evangelio contiene historia y teología. Se debate la fecha en que lo escribió, quizás fue en la década 60-70 AD.
Juntos con Pedro fue a Roma. San Pedro por su parte se refería a San Marcos como "mi hijo" (1P 5,13).
A veces el Nuevo Testamento lo llama Juan Marcos (Hechos 12,12).
Evangelizó y estableció a la Iglesia en Alejandría, fundando allí su famosa escuela cristiana.
Murió mártir aprox. el 25 de abril del 68 AD en Alejandría y sus reliquias están en la famosa catedral de Venecia.
Su símbolo es el león alado. Tanto este símbolo como el de los otros tres evangelistas (Apoc. 4, 7-8), son muy antiguos. De ellos hablan San Jerónimo y San Agustín, explicando que San Marcos, en su primer capítulo, habla de Juan el Bautista en el desierto y el león es el rey del desierto (Mc. 1,3).
En Venecia se veneran, en la preciosa catedral de su mismo nombre, los restos mortales del evangelista, cuyo traslado de Alejandría se remonta al siglo IX.

Mc 16, 15-20

Evangelio
En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán demonios en mi nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán”. Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.

Comentario
El evangelista Marcos obedeció las indicaciones del Señor testimoniando a Cristo con su propia palabra, que es para la Iglesia Palabra de Dios. ¿Cómo lo haremos cada uno de nosotros?
Sea cual fuere nuestro camino –la forma en que respondamos al mandato del Señor-, una cosa es segura: Él sostiene a quien elige, inspira a quien envía.

Oración
Señor Dios nuestro:
Hoy te pedimos que nos llames y nos envíes, como una vez llamaste y enviaste a tus discípulos, para proclamar y vivir tu palabra.
Inspíranos por medio de tu Espíritu y enséñanos a vivir esperanzados en que tu reino vendrá y permanecerá entre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Señor, ahora y por los siglos de los siglos.
Amén

Cristianismo






San Fidel de Sigmaringen


Nació en Sigmaringen, Alemania, en 1577, en un hogar católico y noble. Su padre, Juan Rey, era de ascendencia española. El origen de su familia le permitió estudiar en una buena academia, la de Friburgo, en la que se convirtió en un excelente jurista.

Una de sus mayores motivaciones en el ejercicio del derecho fue la defensa de los pobres, a los que defendió sin descanso. Poco a poco empieza a darse cuenta de las inmoralidades que rodeaban el mundo de la abogacía lo que le provoca una gran desilusión. Por ello dejara la profesión a los 35 años de edad y se consagrará por entero a Dios.

Ingresó en la Orden de los Capuchinos y se puso el nombre de Fidel (se llamaba Marcos). Fue un excelente predicador y un verdadero pastor con los más desfavorecidos. Fue recorriendo países dando testimonio, labor que le resulto más sencilla debido a su facilidad para los idiomas.

Recién fundada la Congregación Propaganda Fide, la sección de la Curia Romana encargada de los misioneros, mandan a 10 capuchinos a Suiza, lugar de fuertes tensiones y divisiones entre católicos y calvinistas. Fidel es uno de los 10.

Un día le invitó un grupo de protestantes para que les predicara y en mitad del discurso la emprendieron a balazos con él. Logró escabullirse, pero a las afueras de la aldea le alcanzaron, y le instaron a hacerse protestante. Ante su negativa le mataron a palos y con espadas. Sus últimas palabras fueron de perdón para sus asesinos. Era el 24 de abril del año 1622, tenía 45 años.

Jn 10, 22-30

Evangelio
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. Los judíos lo rodearon y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente”. Jesús les respondió: “Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa”.

Comentario
Tan estrecha es nuestra relación con el buen Pastor que él mismo nos tiene en la palma de su mano. No hay lugar más confiable para estar.
Cuando otras voces quieran alejarnos de nuestro buen Pastor, recordemos que él nos tiene junto a sí. Que nada ni nadie nos arrebate esta intimidad.

Oración
Señor,
Tú eres el buen pastor.
Danos la dicha de poder seguirte en todo momento y en todo lugar. Te pedimos la gracia de escuchar tu voz en medio del desorden de este mundo.
Que en medio de tinieblas te sigamos para llegar a los verdes prados donde nos haces reposar.
Amén

Silencio


Falta de Dios


San Jorge


Nació en Capadocia, en la actual Turquía, en el seno de una familia cristiana leal al Imperio Romano, durante la segunda mitad del siglo III.

Al igual que su padre, Jorge ingresa al ejército cuando cumple la mayoría de edad. Por su carisma y aptitudes sube muy pronto de rango, hasta llegar a formar parte de la guardia personal del emperador Diocleciano en la región oriental del Imperio.

Cuando Diocleciano decretó las crueles persecuciones contra la cristiandad, San Jorge permaneció incólume, y declaró abietamente cuál era su religión. Tal confesión, sin embargo, le ganó el odió del emperador, quien ordenó que fuera torturado con saña ejemplar. Se dice que San Jorge resistió todos los suplicios sin emitir una sola queja. Esto ocurrió en la ciudad de Lidda, la actual Lod, en Palestina, cerca de Tel Aviv.

Como sucede con otros santos de las primeras épocas del cristianismo, la vida de Jorge de Capadocia se confunde con lo legendario. Y más aún debido a que su culto se propagó rápidamente por toda la cristiandad desde comienzos de la Edad Media.

Una leyenda (que fue añadida hacia el siglo IX) lo relaciona con una pequeña ciudad cuyas fuentes de agua habían caído bajo el poder de un dragón. Cada vez que necesitaban agua, elegían a uno de los habitantes para que distrajera al dragón mientras todos los demás acudían por el preciado líquido. El elegido, sobra decir, era devorado por la bestia.

En una ocasión en que la suerte había señalado como víctima del sacrificio a la princesa del lugar, ocurrió que San Jorge iba pasando por ahí en su caballo. Cuando se enteró de lo que ocurría, acudió presto y dio muerte al dragón, salvando así a la princesa y liberando a la ciudad.

Los intérpretes ven un rico simbolismo en esta escena: San Jorge representa a Cristo, que montado en su corcel, o sea la Iglesia, mata al dragón, que representa a las fuerzas del mal, y libera a la princesa, es decir a todo el cristianismo.

Es asombrosa la popularidad de que este santo siempre ha gozado a lo largo de la historia.

San Jorge es el santo patrono del Reino de Inglaterra, del Imperio Bizantino, de Georgia, Etiopía, Grecia, Serbia, Tirol, Aragón y Cataluña, Génova y Barcelona; de 13 órdenes de caballería; de los soldados, campesinos, jinetes, mineros, talabarteros, herreros, jóvenes excursionistas, artesanos, campistas, cautivos, de los hospitales, de los caballos y del ganado.

Murió el 23 de abril del año 303

San Jorge nos ofrece un ejemplo de lealtad valiente hacia las convicciones de fe.

Jn 10,1-10

Evangelio
Jesús dijo a los fariseos: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por nombre y las hace salir. Cuando ha sacado a todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”. Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia.

Comentario
Entre tantas voces y palabras que nos circundan, se destaca la voz del Pastor. Conocemos su tono y su modo de hablar. Es la voz que nos levanta para la Vida. Es la voz que nos llama a cada uno por nuestro propio nombre, porque nos conoce y quiere entablar una relación personal. Y nosotros le respondemos desde lo más profundo de nuestro ser.

Oración
Señor Dios nuestro, fuente de toda vida:
Te damos gracias por la presencia de tu Hijo Jesucristo en medio de nosotros.
No permitas que neguemos u ocultemos su palabra y su persona a todos los que tiene hambre de él, lo sepan o no.
Que seamos palabra y cuerpo de Jesús para el mundo de hoy, de modo que nuestras palabras y obras sean eco de su voz y que nosotros seamos para muchos la puerta que les conduce a ti, Dios y Señor nuestro, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén

Pecado


María















San Agapito I


Su fecha de nacimiento es incierta, pero parece que era ya muy anciano cuando subió al trono de Pedro, que ocupó menos de un año, en el 535-36. Era hijo de Gordiano, un sacerdote romano muerto en los disturbios de época del papa san Símaco. Unos pocos años antes, el papa Bonifacio II (uno de los pocos no canonizados en esos primeros siglos), había sido elegido en un confuso episodio, en el que rivalizó con el Alejandrino Dióscuro. Su contrincante murió al poco tiempo, por lo que el cisma no llegó a mayores, pero Bonifacio no se contentó con haber quedado como el legítimo, sino que lanzó un anatema contra Dióscuro a título póstumo, que hizo firmar a sus partidarios y archivar en los anales de Roma. Semejante ensañamiento era inapropiado e indigno, y el primer acto de Agapito al llegar a la sede de Pedro fue desarchivar el anatema y quemarlo públicamente, una manera de limpiar la honorabilidad del trono petrino. Confirmó los decretos del concilio de Cartago, según el cual los convertidos del arrianismo fueron declarados inelegibles a las sagradas órdenes, así como otros actos de un gobierno de la Iglesia que ya tiene verdaderamente características universales, al menos en relación a Occidente.
Pero sin embargo la actuación principal de este papa no fue en Roma sino en Oriente, en Constantinopla, donde al poco tiempo de elegido, murió: el rey godo Teodato pidió al papa que realizara ante Justiniano una gestión diplomática de la mayor importancia; el Emperador había mandado una expedición punitiva a Italia a cargo del General Belisario, para vengar la muerte de la regente de Ravena a manos del propio Teodato. El prestigio de Agapito debía ser suficiente para aplacar al Emperador, por lo que Agapito dejó la Urbe con una embajada de cinco obispos y un considerable séquito; tuvo que empeñar algunos vasos sagrados para pagar su viaje. En Constantinopla fue acogido como lo que verdaderamente era, la cabeza de la Iglesia Católica, pero Justiniano no se doblegó y la misión política fracasó.
Pero Agapito aprovechó su viaje para realizar gestiones eclesiales de importancia: instar al cumplimiento del Concilio de Calcedonia y deponer personalmente al patriarca Antimo I, de tendencias monofisitas pero que contaba con el favor del propio Emperador. Su destitución fue una verdadera prueba de fuerza de la libertad de la Iglesia frente al Imperio. En su lugar consagró él mismo a san Menas. Poco tiempo después, y aun en Constantinopla, murió, dejando sin embargo la convicción de su santidad no sólo en la Occidente sino en la Iglesia de Oriente. San Gregorio I lo califica de «trompeta del Evangelio y heraldo de la justicia».

Jn 10,11-18

Evangelio
Jesús dijo: “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí –como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre– y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo rebaño y un solo Pastor. El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre”.

Comentario
Entre Jesús y el Padre hay un flujo poderoso y firme de conocimiento y de amor. Jesús quiere establecer esa misma corriente entre él y nosotros, sus ovejas. Es un amor que a Jesús le hizo dar la vida por nosotros. Es un amor que nos hace sentirnos miembros de la familia y responsables de cada uno de los que viven con nosotros. Eso, y no otra cosa, es ser hijos de Dios.

Oración
Oh Dios, Padre nuestro:
Tu Hijo Jesucristo entregó su vida por nosotros como Buen Pastor, para que viviéramos y nos salváramos.
Danos valor para escuchar su voz y para seguirle en nuestro caminar hacia ti.
Que nosotros también reconozcamos su voz en el grito de nuestros prójimos en necesidad y les demos lo mejor de nosotros mismos como él hizo por nosotros, porque él es Hijo tuyo y Señor nuestro, por los siglos de los siglos.
Amén

Igualdad ante Dios

"¿Podría decir qué diferencia hay entre las cenizas de estos dos papeles quemados? Pues así de iguales somos los hombres ante Dios." San Antonio María Claret


"Si no logras encontrar a Cristo en el mendigo a las puertas de la iglesia, no le encontrarás en el caliz." San Juan Crisóstomo


"Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo contemples desnudo en los pobres, ni lo onres aquí , en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su frío y desnudez." San Juan Crisóstomo


San Anselmo de Canterbury


San Anselmo nació en Aosta (Italia) en 1033 de noble familia. Desde muy niño se sintió inclinado hacia la vida contemplativa. Pero su padre, Gandulfo, se opuso: no podía ver a su primogénito hecho un monje; anhelaba que siguiera sus huellas. A causa de esto, Anselmo sufrió tanto que se enfermó gravemente, pero el padre no se conmovió. Al recuperar la salud, el joven pareció consentir al deseo paterno. Se adaptó a la vida mundana, y hasta pareció bien dispuesto a las fáciles ocasiones de placeres que le proporcionaba su rango; pero en su corazón seguía intacta la antigua llamada de Dios.

En efecto, pronto abandonó la casa paterna, pasó a Francia y luego a Bec, en Normandía, en cuya famosa abadía enseñaba el célebre maestro de teología, el monje Lanfranco.

Anselmo se dedicó de lleno al estudio, siguiendo fielmente las huellas del maestro, de quien fue sucesor como abad, siendo aún muy joven. Se convirtió entonces en un eminente profesor, elocuente predicador y gran reformador de la vida monástica. Sobre todo llegó a ser un gran teólogo.

Su austeridad ascética le suscitó fuertes oposiciones, pero su amabilidad terminaba ganándose el amor y la estima hasta de los menos entusiastas. Era un genio metafísico que, con corazón e inteligencia, se acercó a los más profundos misterios cristianos: "Haz, te lo ruego, Señor—escribía—, que yo sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia".

Sus dos obras más conocidas son el Monologio, o modo de meditar sobre las razones de la fe, y el Proslogio, o la fe que busca la inteligencia. Es necesario, decía él, impregnar cada vez más nuestra fe de inteligencia, en espera de la visión beatífica. Sus obras filosóficas, como sus meditaciones sobre la Redención, provienen del vivo impulso del corazón y de la inteligencia. En esto, el padre de la Escolástica se asemejaba mucho a San Agustín.

Fue elevado a la dignidad de arzobispo primado de Inglaterra, con sede en Canterbury, y allí el humilde monje de Bec tuvo que luchar contra la hostilidad de Guillermo el Rojo y Enrique I. Los contrastes, al principio velados, se convirtieron en abierta lucha más tarde, a tal punto que sufrió dos destierros.

Fue a Roma no sólo para pedir que se reconocieran sus derechos, sino también para pedir que se mitigaran las sanciones decretadas contra sus adversarios, alejando así el peligro de un cisma. Esta muestra de virtud suya terminó desarmando a sus opositores. Murió en Canterbury el 21 de abril de 1109. En 1720 el Papa Clemente XI lo declaró doctor de la Iglesia.

Jn 6, 60-69

Evangelio
Después de escuchar la enseñanza de Jesús, muchos de sus discípulos decían: “¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?”. Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen”. En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y agregó: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo. Jesús preguntó entonces a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?”. Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios”.

Comentario
Ante Jesús, tenemos que hacer una elección, no podemos quedarnos indiferentes. Si comemos su Cuerpo y bebemos su Sangre, si permanecemos unidos a él y con él transitamos nuestro desierto, diremos como Simón Pedro, desde lo más profundo del corazón: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna”.

Oración
Oh Dios de la Alianza, siempre fiel:
En las múltiples opciones que tenemos que tomar cada día danos el valor de optar siempre por tu Hijo y su forma de vida y de permanecer siempre cercanos e íntimos a él.
Bendice el camino difícil que a veces tenemos que tomar sin ver claro a dónde nos conducirá.
Líbranos de tomar decisiones poco entusiastas cuando nuestra fe sea más bien débil y haznos aceptar todas las consecuencias de nuestra opción.
Consérvanos siempre fieles, por Jesucristo nuestro Señor.
Amén

Humildad





Santa Inés de Montepulciano


Nació el año 1274 en Gracciano Vecchio, cerca de Montepulciano (Italia). A la edad de nueve años, Santa Inés solicitó a la comunidad de Montepulciano que le invistan el hábito de su congregación ya que decidió consagrar su vida y alma al Señor. Fue muy dada a la oración desde que tuvo uso de razón, y al parecer era una persona muy contemplativa.

A la edad de quince años abrazó la vida religiosa llamando la atención por su entrega sin limites a toda clase de sacrificios y a la más rigurosa vida de observancia regular, y pronto todas las monjas se fijaban en ella tratando de copiar sus virtudes. Ella, en compañía de Margarita, que había sido su maestra y guia en la vida monacal, dio comienzo a la fundación de un convento que pronto llamaría la atención por la irradiación de frutos de santidad que de él se desprenderían por toda aquella comarca. Fue el célebre convento de Proceno en el que a sus dieciocho años ya fue nombrada abadesa del mismo, atendiendo a todos con una profunda dedicación y humildad. Como la fama del convento iba extendiéndose día a día, los religiosos de Montepulciano quisieron que también allí, en su pueblo natal, hiciera otra fundación para que fuera una instancia de irradiación espiritual y recta conversión.

En poco tiempo obtuvo del Papa los permisos necesarios y el Señor empezó a obrar allí como lo había hecho antes en el convento de Proceno. Las gracias del cielo se multiplican; los éxtasis, milagros y mensajes que recibe del Señor son casi diarios, y son muchas las almas que por su intersección se enriquecen espiritualmente y se convierten de corazón.

La santa cae enferma a la edad de cuarenta y tres años, falleciendo el 20 de abril de 1317.